UN SUEÑO PECULIAR
Tuve un sueño, como diría Martin Luther King. Pero no era precisamente sobre un mundo más justo, donde todos fueran iguales, ni cosa parecida.
Ocurrió, como siempre en los sueños, que me creí despierto. Por eso comencé a actuar como cada mañana antes de salir rumbo a mi trabajo: ducha y frugal desayuno.
Mientras, escuchaba las noticias en la radio, ojeando el periódico que acababa de aterrizar ante mi puerta. Entonces tuve la primera sorpresa. Entre las noticias espantosas de siempre, se destacaba con vivos colores un gran aviso publicitario. Decía: “DRY PUSSY, LA PROTECCIÓN FEMENINA QUE MANTIENE TU BOMBACHA A SALVO DE CUALQUIER PORQUERÍA QUE TE CHORREE ENTRE LAS PIERNAS”. Semejante texto estaba acompañado por la imagen de una hermosa mujer acostada de espaldas, con las piernas muy abiertas. La modelo maniobraba para ponerse o quitarse una prensa íntima en cuyo interior se observaba, adosada, una toallita femenina. En tal posición, la joven mostraba un primer plano de sus zonas más ocultas. Quedé shoqueado. No neguemos que es una forma bien rara de empezar un día cualquiera.
Mayor aún fue mi sorpresa cuando desde la radio, que estaba emitiendo una tanda publicitaria, una varonil y estridente voz advirtió: “¡SE ACABARON LOS COMPLEJOS CON EL TAMAÑO! ¡PRUEBE EL NUEVO ALARGEITOR PLUS, Y TENDRÁ UNA COSA COMO LA GENTE, Y NO ESE MANÍ RIDÍCULO QUE TANTO LO AVERGÜENZA! ¡EL APARATO DE MAYOR ÉXITO EN LOS PORNOSHOPS EUROPEOS, POR FIN ENTRE NOSOTROS! VENTA LIBRE EN QUIOSCOS, FARMACIAS Y FERRETERÍAS”.
Era inaudito. No podía creer lo que veía y escuchaba. Suponiendo alucinar, aparté de mí el diario, apagué la radio, y tomé el control remoto del televisor, encendiéndolo de inmediato. El día anterior había quedado sintonizado en uno de los canales abiertos que por la mañana temprano solo emiten extensos “informerciales” de distinta naturaleza. No más que, generalmente, demostraciones de algunos artículos para cocina o aparatos de gimnasia. En eso estaban, con la diferencia, que esta vez un hombre y una mujer hablaban sobre las bondades de un set de juguetes sexuales que se vendía por correo. Quedé paralizado al escuchar diálogos como:
-“John…creo que este maravilloso vibrador realizado íntegramente con materiales hipoalergénicos de última generación no puede dejar a ninguna mujer insatisfecha, por muy ardiente que sea…¡ja. ja, ja!”- decía ella, mientras tomaba entre sus manos un enorme falo artificial y lo mostraba a las cámaras.
-“Así es, Betty… Si seguimos observando esta espectacular colección de artículos para el esparcimiento sexual de toda la familia, vemos que esta perfecta vagina postiza. Está realizada en poliuretano de máxima flexibilidad, puede hacer las delicias de todos los devotos del sexo oral. Ahora no tienen por qué esperar a conquistar una mujer o conseguir la aprobación de sus parejas para poder meter la lengua tan profundamente como lo deseen”, dijo él, mostrando un extraño objeto de forma vagamente redondeada y con una hendidura al medio.
-“Y además les dará un entrenamiento envidiable en el noble arte de utilizar la lengua, no solo para decir estupideces. Todas las mujeres gozamos como cerdas cuando nos lamen ahí. Sabremos apreciar debidamente a quien se haya entrenado con este maravilloso producto”.- respondía la chica.
-“¡Oh, mira lo que tenemos aquí! Un hermoso calzón de finísimo cuero diseñado para cambio de roles, provisto de una enorme prótesis que simula un perfecto pene hasta en sus mínimos detalles. Además, tiene un aditamento similar, pero de tamaño graduable en su interior, de modo que ambos puedan gozar. Es ideal para esas parejas en que a ambos les gusta recibir por igual. Creo que esto me lo llevo a casa, y tal vez esta misma noche mi esposa y yo lo probemos… ¡Ja, ja, ja!”- decía el muchacho, exhibiendo un artefacto cuya existencia yo desconocía por completo hasta ese onírico momento.
-“No me sorprende, John…todos sabemos como te gusta que te den por popa. Yo, en cambio, voy a optar por este bello doble consolador, perfecto para los calientes encuentros que tenemos con mi mejor amiga. Con él, las dos podremos satisfacernos al mismo tiempo, sin esas molestas alternancias, donde una es la activa y otra la pasiva. ¡Es genial!”- casi gritaba ella, sosteniendo un miembro artificial que mediría, fácilmente, un metro, con un enorme glande en cada extremo.
-“¡Por eso, amigos y amigas, nada mejor que este “Hard Sex Kit”! Y todos podrán disfrutar en su propia casa con solo llamar a los números telefónicos que verán en pantalla a continuación. Recuerde: si llama en los próximos 30 minutos, le enviaremos absolutamente gratis dos pomos de la sensacional crema dilatadora OPEN ALL, cuya fórmula exclusiva y totalmente natural hará que ningún esfínter se le resista”- remató el hombre, mirando a la cámara.
De inmediato, ambos cerraron la alocución con un sonoro “¡LLAME AHORA, Y COMIENCE A GOZAR DE INMEDIATO!”. Empecé a ver una larga sucesión de números telefónicos de distintos países, cada uno con una banderita al costado.
Fue demasiado para mí. Me desplomé en una silla, con la respiración alterada y el pulso muy acelerado. “¡¡¡¿¿¿QUÉ ESTABA PASANDO???!!!”, me gritaba a mi mismo. Verifiqué que no se tratara de un canal dedicado a la pornografía. Aunque yo no estaba abonado a ese tipo de servicios.
Tardé al menos diez minutos en volver a ponerme en movimiento, y fue para dirigirme hasta el buzón de mi domicilio. Iba queriendo encontrar algo que me aportara un poco de racionalidad a la que aferrarme en esa rarísima mañana. Estaba atiborrado de sobres y folletos de diverso tamaño; lo abrí y tomé aquellos papeles, retornando de inmediato para ver de qué se trataba tanta correspondencia.
Desparramé todo sobre la mesa del comedor, y empecé a examinar cada pieza. Un gran folleto en papel satinado me contaba de una oferta imperdible: ¡Quince días de vacaciones en pleno caribe, más precisamente en “LA ISLA DE LOS TRAVESTIS”!. Mostraba un lugar evidentemente plagado de personas “trans”, que se exhibían completamente desnudos, en todo tipo de posiciones lascivas y muy excitados en las múltiples fotos del folleto. No pude menos que sonreírme al leer algo así como: “¡Satisfacción garantizada!” “¡Le aseguramos que al salir de allí usted no podrá sentarse por tres días, o lo devolvemos su dinero!”
Tan increíble como eso me pareció una revista que mezclaba lo que sería pornografía más o menos tradicional con chismes del espectáculo y política. Tenía títulos tales como: “LOS ARGENTINOS ARRASAN EN LAS NOMINACIONES DEL ‘INTERNATIONAL ORGY AWARDS’ A LAS MEJORES ORGÍAS DEL MUNDO”. Estaba ilustrado con imágenes de nutridos encuentros sexuales con gente desnuda e inexplicablemente enredada entre sí.
Otro destacable titular era: “¡GRATIS! SOLO PARA AMANTES DE LAS MASCOTAS; PRIMERA ENTREGA DEL CURSO DE ZOOFILIA PARA PRINCIPIANTES. ¡TODOS LOS SECRETOS DEL SEXO ANIMAL A SU ALCANCE!
En un ataque de indignación y ofuscado asombro, arroje lejos de mí todas aquellas porquerías impresas, que fueron a parar junto al diario donde encontré la primera anormalidad. De inmediato desenchufé con violentos tirones la radio y el televisor, como creyendo en mi sueño que de esa manera no volvería a recibir tan perturbadores mensajes.
PESADILLA EN LA PUERTA
Agitado aún, y sin entender nada de lo que estaba pasando, escuché que sonaba el timbre de la entrada. Alterado, abrí la puerta. Encontré una imponente mujer, mucho más alta que yo y de marcada musculatura, apenas cubierta por un diminuto vestido de cuero negro. Ornado con profusión de tachas y hebillas, lleno de estratégicas aberturas, dejaba ver todas sus partes pudendas. Tenía una extraña máscara que le daba apariencia decididamente diabólica, y con un siniestro látigo de cinco puntas en la mano derecha.
-“Hola, gusano. Vengo a darte tu dosis diaria de azotes y maltratos, porque vos no puedes vivir sin que te vapuleen, ¿verdad?”- dijo con vos hombruna, mientras avanzaba hacia mí, esgrimiendo el látigo con gesto amenazante.
-“Yo…no… ¿Quién es usted y que quiere?… ¡Retírese ya mismo de mi casa!”- alcancé a decir, aterrado.
-“¡Cállate, bazofia!…y agradece que sigo viniendo, porque tu maldita obra social hace dos meses que no paga las prácticas de sadomasoquismo a domicilio. ¡Creen que una se perfeccionó tantos años para trabajar gratis!. Empecemos de una vez, que aún tengo que visitar a tres clientes más…”- dijo, al tiempo que me propinaba un feroz latigazo en pleno rostro, que me hizo caer de rodillas.
Allí terminó todo. Afortunadamente, esa atroz pesadilla, la más rara que haya tenido en mi vida, finalizó en ese preciso momento. Me desperté en el piso, luego de caer de la cama y golpearme en el pómulo derecho con el borde de la mesa de luz. Evidentemente, creí que eso era el latigazo que me había propinado la “dominatriz” de mi ensoñación.
¿FINAL FELIZ?
Maltrecho, me incorporé como pude, y traté de situarme nuevamente en la realidad. Era una soleada tarde de sábado, y yo había decidido tomar una siesta en casa. Volvía de una comida con amigos demasiado bien surtida y regada. Y así fue que soñé aquellas monstruosidades.
Mientras se desvanecían en mi cabeza las últimas imágenes del nefasto sueño, no pude menos que alegrarme de que la vida real fuera tan distinta. Algo de pudor quedaba todavía, y siempre habrá cosas que la gente prefiere ocultar. Sea por un mínimo de buen gusto y recato, o por temor a la condena social o al castigo judicial.
Me duché velozmente. Ya despabilado, decidí matar el tiempo mirando televisión, a falta de algo mejor. Encendí el aparato y lo sintonicé en mi canal favorito, “Sudamérica Televisión”. Estaban emitiendo uno de los programas que más daban qué hablar: “Confiésate con Brigitte”, conducido por la ex vedette Brigitte Ordóñez.
El tema de ese día era por demás interesante: “Mi hija es una ninfómana fetichista polisexual”. Una acongojada mujer le contaba a la conductora, al auditorio con 200 personas que había en el estudio, y a todos los espectadores, la historia de su hija. Era una adolescente que estaba sentada a su lado con gesto displicente.
Al parecer, la chica era una máquina de fornicar con todos los que se le cruzaran, además de poseer una apreciable colección de fetisjen sexuales. Su madre los había llevado en una gran caja y los mostraba a la cámara sin ningún reparo, evidentemente embargada por la indignación. Impresionaba una vieja botella de champán que a lo largo de su cuello mostraba incrustaciones de distintos materiales abrasivos, tales como papel de lija pegado, arena adherida con pegamento al vidrio y anillos de alambre.
A medida que la mujer hablaba, la joven iba dando muestras de fastidio contenido. Y el momento culminante se produjo. La madre contó que, poco después de cumplir 15 años, su hija debió ser hospitalizada de urgencia para poder extraerle una gran llave inglesa que se había introducido en lo más recóndito de su anatomía. No podía sacársela por sí misma sin mutilarse sexualmente.
Allí la jovencita se paró y comenzó a los gritos, diciendo que fue su madre quien le había enseñado esas cosas. Desde muy pequeña le regalaba muñecas a las que le agregaba enormes órganos sexuales de trapo o de arcilla.
Furiosa, la mujer se levantó y le dio una sonora bofetada a su hija. La chica le devolvió la agresión con un escupitajo en pleno rostro. Y a partir de allí todo fue caos. La conductora debió intervenir para que ambas mujeres no se golpearan con las sillas que ya estaban blandiendo como objetos arrojadizos.
Inmediatamente, comenzó la tanda publicitaria, mientras yo seguía congratulándome de haber vuelto a la plácida y amable realidad después de un sueño tan escatológico y desagradable como el que había tenido un rato antes.