تاو لقد أحسنت صنعًا
Siempre tuve un talento nada envidiable para toparme con cuanta freak hubiera. Desde la que se sentía la reencarnación de cierta promiscua reina egipcia de hace cuarenta siglos y por eso se acostó con todos mis amigos siendo mi novia oficial, pasando por aquella rubia que afirmaba ser la depositaria en la Tierra de secretas prácticas copulativas del planeta Épsilon y quería aplicarme ungüentos malolientes antes del sexo (sin contar malabarismos e invocaciones). Sin olvidar la que no podía hacerlo si antes no se disfrazaba de María Antonieta, con un gran vestido lleno de moños y lazos que yo debía desatar de a uno. Me estaba faltando algo con el Tao, el sexo tántrico o la sexualidad oriental, y cantaba ¡Bingo!
Era mi destino que siempre me encontrara con algún espécimen estrafalario. Por eso, cuando unos amigos quisieron presentarme una chica que, dijeron, era “muy especial, como te gustan a vos…”, acepté con aire resignado. “Loca en puerta…” me dije. Pero yo venía de un par de meses de sequía sexual, y agarraba cualquier cosa, confiando en mi experiencia para manejar mujeres estrambóticas. Así conocí a Pamela.
Y no era un “aparato”; encontré una chica hermosa, con buen cuerpo y muy dulce. Peculiar para vestirse, eso sí; llevaba ropa de diseño oriental, con telas que evocaban estilos entre chinos e hindúes. – “O sea…es de la onda orientalista. No importa si nació en un barrio de Montevideo; ella se identifica con los chinos y el taoismo, tantra, sexualidad oriental… En fin…”- pensaba yo.
Y como para romper el hielo después de las presentaciones, comencé elogiando su vestimenta y accesorios, particularmente un gran colgante redondo, blanco y negro.
-Representa el Yin y el Yang, signo del taoísmo, una filosofía de vida que yo práctico…-
– ¿Y en qué consiste? – pregunté, preparándome para oír una disertación en el bar en que nos habíamos encontrado.
-Surgió en China hace 14.000 años, y postula que solo existe una realidad: lo masculino y lo femenino, el agua y el fuego, la fuerza mental y la física, en perfecta armonía. Si equilibramos nuestras energías, gracias al Taoismo y la sexualidad oriental podemos obtener…bla, bla, bla…-
“Es peor de lo que yo creía. Esta se siente la prima de Bruce Lee”, reflexioné mientras escuchaba con mi técnica de simular atención, mientras pienso en mis propios asuntos, a la espera de evaluar las posibilidades de irnos a la cama, lo único que me importaba.
– “…nosotros tenemos una actitud sexual amplia, distinta a la occidental. Consideramos la unión íntima del hombre y la mujer como una ceremonia que preparamos con dedicación, y buscamos el orgasmo para lograr armonía universal, etc., etc.… Pareces muy interesado; ¿te gustaría una demostración práctica de Taoismo, tantra y sexualidad oriental? Te va a cambiar la vida”- me dijo, provocando que me atragantara con una papa frita. Eso era mucho más de lo que yo esperaba para la primera cita. Pocos minutos después, partimos rumbo a su departamento.
Al entrar allí, me encontré en un sitio decorado con profusión de motivos chinos, y luego de tomar un extraño té (mientras ella seguía monologando sobre el Tao) comenzó a practicar una danza al son de la música oriental que puso, al tiempo que me quitaba la ropa lentamente. Luego de musitar algunas plegarias, y con ambos ya desnudos, empezó a maniobrar con mis genitales de un modo que jamás había visto. Jugaba con ellos, pero con actitud reverencial. Como sea, conseguí una erección formidable.
Luego, el acto en sí fue un prodigio. Obtuve un control increíble sobre mi cuerpo, y con sus indicaciones precisas pude prolongar el coito de modo inimaginable, y repetirlo varias veces, cada una en posiciones más raras y placenteras que las anteriores.
– ¡Esto es maravilloso! – murmuré, extasiado y exhausto.
-Es como yo digo; los occidentales no saben nada de sexo. Por suerte para ustedes les puedo enseñar lo necesaria de esto del taoismo y sexualidad oriental. Espero que te haya gustado…- me dijo suavemente.
– ¡Fantástico, increíble, sublime! – respondí.
-Entonces deberías hacerme un favor: difundirlo entre tus amigos-.
-¡¡¿¿Cómo??!!-
-Eso. Espérame un momento que te doy unas tarjetas…- Se incorporó y de un cajón sacó un puñado de tarjetas personales que decían: “Pamela Lupiérrez. Experta en taoísmo y sexo tántrico. Grandes descuentos a grupos y parejas”.
-O sea que estoy ante una profesional en esto…- le dije, sin entender demasiado lo que leía.
-Por supuesto. Le dediqué años a este asunto, y ya es hora que me reditúe. Repártelas entre tus amistades, que si vienen de parte tuya hay una atención especial. Ahora sería mejor que te fueras, porque debe estar por llegar un cliente…-
Tardé algunos días en superar la extrañeza que esa experiencia me había dejado, pero finalmente repartí las tarjetas, y sé que varios accedieron a los servicios de Pamela. Al mes la visité nuevamente, en busca de más tarjetas y de otro encuentro sexual, obteniendo ambas cosas a satisfacción.
Luego de algún tiempo, nos asociamos, y ahora soy su representante exclusivo, organizo giras y vamos a abrir una academia de Taoismo, tantra y sexualidad oriental con varias sucursales. Debo decir que no solo tengo el mejor sexo de mi vida. También tengo ingresos que ni me imaginaba. Puedo afirmar que, por supuesto, a mí el taoísmo me cambió la vida.