VIP como para los ejecutivos más acaudalados Publicado el 28/11/2020 Por Dios

VIP como para los ejecutivos más acaudalados

Siempre me ha gustado la exclusividad, es lo que me ha traído a la posición en la que me encuentro en la actualidad, puedo decir que para mí el dinero no es más que un papel que se intercambia y que en realidad no configura en mi vida limitante alguno.

Soy del tipo excéntrico y me gusta lo bonito e inalcanzable para muchos, es por eso que cuando solicito servicios de una dama de compañía siempre me aseguro de que sea una mujer que me represente en todos los aspectos en los lugares a los que me tenga que acompañar. Eso incluye cenas o eventos en hoteles que por lo general son bastante amenos a su lado.

Ese día tenía una de esas cenas de negocios en las que por lo general uno se aburre mucho y termina bebiendo hasta perder la noción del tiempo y el espacio, por lo que había decidido llevar a mi dama de compañía preferida. Lastimosamente ese día ella estaba comprometida por lo que me vi en la obligación de conseguir otra de momento, por lo contrario, tendría que pasar la noche entera conversando con inversionistas aburridos sin poder distraerme un segundo siquiera, ni mucho menos tener una excusa para poder escapar de allí en el momento en que me cansara ya de la juerga.

Recuerdo haber ingresado a la primera página de escorts que conseguí entre las marcadas Argentinaxp.com, revisé varias veces, evalué varios perfiles y la única que me pareció la indicada fue una que se hacía llamar Analu. Su figura era perfecta, su cintura de modelo, su cabello negro, todo de ella combinaba con lo que de momento buscaba.

Le envié un texto y luego de transcurridos 20 minutos y no recibir respuesta no vacilé en llamarla, el teléfono sonaba y yo solo me podía sentir ansioso, no podía decirme que no, pero existía la posibilidad de que lo hiciera.

Analu: ¿Si, bueno? -Su voz era dulce, ese fue el primer indicio de que todo saldría a pedir de boca- es un poco tarde para llamar, ¿no crees, que deseas?

Yo: Si, bueno… Disculpa si es molestia, pero logré ver que prestas un servicio VIP y en realidad necesito de una dama de compañía esta misma noche, en unos minutos… -me interrumpió diciendo-.

Analu: Trabajo por citas… -ya sabía lo que me iba a contestar, por lo que me obligue a interrumpirla-.

Yo: No hay problema, entiendo cómo funciona esto y prometo pagarte 5 veces lo que cobrarías normalmente, solo que mi compañera habitual estaba ocupa y no me ha dicho sino hasta ahora. La verdad no quiero asistir solo a unas cenas y es todo lo que pido.

Analu: ¿5 veces dices?, ¿cómo puedo confiar en lo que dices si no has preguntado mi precio?

Yo: Imagina lo poco que me interesa el dinero que ni me interesó preguntar. Déjame calcular, crees que con… ¿mil dólares sea suficiente?

Ella solo respondió “envíame la dirección por WhatsApp”. Me sentí aliviado, era realmente lo que necesitaba escuchar. Le envié la dirección del Hotel, me pareció que debía conocerlo porque en su perfil señalaba que hacía servicios a hoteles.

En las imágenes era como se describía por lo que no me sentía nada preocupado por su llegada repentina, espere a la salida del hotel, era de esos hoteles de lujo (no sé si sea prudente mencionar el nombre) yo solo estaba allí plantado esperando por ella, la cite una hora antes para poder conversar y entrar en confianza antes de la cena.

¡Analu llego por fin! Era preciosa, su cuerpo esbelto parecía esculpido por algún maestro del arte, su mirada era profunda y sus carnosos labios parecían moldeados con la finalidad de que se dedicara a lamer porongas. La tomé de la mano y me presenté formalmente.

Yo: Luciano, es un placer que hayas aceptado acompañarme en esta prometedora noche.

Analu: el placer es todo mío y por lo que cancelas te has ganado más que solo una noche prometedora, eso tenlo por seguro.

Su respuesta me alertó, y me tuvo atento a sus senos durante toda la velada, los inversionistas debieron notarlo porque fueron ellos quienes sugirieron terminar la reunión y con esto me sentí más que satisfecho porque podía prestarle aún más atención a esta joven que tenía en frente, tan maravillosamente inteligente como hermosa.

Al final de la noche me ofrecí a dejarla en su departamento, fue allí donde todo se tornó diferente, de camino a su edificio me tomó por sorpresa cuando mientras conducía se hizo dueña de mi miembro y se lo llevó a la boca sin preguntar ni pedir permiso.

Al llegar a las residencias bajamos del coche e ingresamos apresurados, dejando rastros de ADN por todo el camino hasta el piso, reservando gemidos para cuando estuviésemos petisos entre sabanas. Nada hasta ahora se compara con esa experiencia, la verdad es que Analu se ha convertido en la dama de mis compañías y no me ha fallado nunca, ni en la cena, ni en el hotel, ni siquiera en el asiento trasero de mi camioneta.

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