Condones, esos indispensables. Historia, rarezas y ventajas Publicado el 01/07/2022 Por Dios

Condones, esos indispensables. Historia, rarezas y ventajas

Condones, esos indispensables elementos…. casi no hace falta decir que el preservativo, condón, profiláctico (llámenlo como gusten) es un elemento imprescindible en las relaciones sexuales. Sea para prevenir el contagio de enfermedades venéreas o para evitar embarazos no deseados. Nunca se resaltará lo suficiente la importancia de su correcto uso, de modo que daremos apenas estos tres datos:

  • El preservativo ha evitado 50.000.000 contagios de VIH (SIDA)
  • Cada año se venden entre 6.000.000.000 y 9.000.000.000 preservativos en el mundo.
  • El preservativo está incluido en la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud.

Su ya muy larga existencia está llena de curiosidades y circunstancias cambiantes. Fue tanto una rareza como un implemento indispensable, o una depravación antinatural (como en la época de la inquisición española). Ha pasado por todas las consideraciones a lo largo de la historia. Pero hoy es insustituble, aún en las relaciones con escorts.

Condón faraónico

El condón más antiguo conocido hasta hoy se encontró nada menos que en la mítica tumba del faraón egipcio Tutankamón. Le adjudican 3.500 años de antigüedad y se lo puede ver en el Museo del Cairo. Es un misterio si se lo usaba para controlar la natalidad o no, ya que los antiguos egipcios eran un pueblo que fomentaba la fertilidad, y hasta tenían un Dios de la reproducción. Era Min o Menu, siempre representado con un gran pene erecto. Su culto se remonta a la época predinástica egipcia, pero ya en la época dorada del imperio sus poderes fueron atribuidos a otro Dios, Amón-Ra.

Es decir que en esa remota antiguedad, nadie imaginaba que esos raros adminículos, los profilacticos o preservativos, serían insustituibles en las relaciones sexuales.

Condónes no indispensables aún, en evidencia

La primera descripción de un preservativo aparece publicada en 1564 por Gabriello Fallopio, un anatomista conocido porque describió las trompas de Fallopio, precisamente.

Cuando faltaban siglos para que los condones sean esos indispensables elementos que hoy son irremplazabes, este científico habló de una vaina de lino que se usaba para prevenir el contagio de la sífilis. Dijo haber probado el inventó en 1100 hombres, que obtuvieron una protección absoluta contra la sífilis, que fue una epidemia en toda Europa en ese siglo. Pero no hay evidencias de este hecho, que muchos consideran falso.

Condónes-trampa para violadores 

A veces los condones, esos indispensables elementos de protección, no solo eran concebidos como resguardo de enfermedades. El “condón anti violación” fue diseñado en 2010 por una médica sudafricana llamada Sonnet Ehlers. Tras atender a una víctima recién violada, le escuchó decir: “Ojalá tuviera dientes ahí abajo…”. Y se le ocurrió crear una especie de vaina de látex con ganchos en su interior. Se inserta en la vagina como un tampón.

En caso de penetración no deseada, el pene del agresor es atrapado por esa superficie con “dientes” y provoca al violador un gran dolor. Y mientras este condón-cepo esté aferrado al miembro, no podrá ni orinar. Deberán quitárselo con una cirugía ligera, que lo obligará a ir a un centro médico, y ahí será atrapado. El invento, aún por desarrollarse más y que no se vende todavía, fue bautizado como “Rape-aXe”. Aún es muy discutido por especialistas, que afirman que causa perjuicios psicológicos a quienes pretender proteger.

Condón por su (falso) nombre

Se dijo que el primer uso del preservativo con propósitos anticonceptivos lo prescribió un supuesto Lord Condom. Fue, tal vez, un médico de Carlos II de Inglaterra, que quizás a mediados del siglo XVII lo inventó para neutralizar los desastres del monarca, que llenaba Londres y todo el reino de hijos bastardos. Pero un afamado experto en salud sexual y anticoncepción, el norteamericano Norman E. Himes, tras décadas de investigación pudo determinar en la primera mitad del siglo pasado, que todo eso era una patraña. Los profilacticos o preservativos aún no serían insustituibles en las relaciones sexuales.

En el siglo XVIII, el famoso escritor Giacomo Casanova, conocido por sus conquistas amorosas y que dio su apellido para referirse a todo gran seductor, mencionaba a menudo los condones en sus memorias.

Condónes “ecológicos” a la antigua

Los primeros preservativos occidentales conocidos estaban hechos con tripas de cordero o cerdo engrasadas, y tenían un cordón para ajustarlo al pene. No eran los condones esos indispensables elementos de hoy. Se conservan unos pocos que datan de 1813, encontrados en Lund (Suiza). El más antiguo de todos venía acompañado de un manual de instrucciones en latín, que recomendaba sumergirlo en leche templada antes de utilizarlo.  Según el instructivo así, se evitarían enfermedades de transmisión sexual.  

Condónes del futuro

Igualmente, el profiláctico no era de uso masivo hasta que a mediados del siglo XIX se inventó la vulcanización del caucho. A partir de allí se fabricaron en serie y a un costo mucho menor, ya hechos en látex. Hoy hay cuantiosas inversiones para hacerlos más baratos y que permitan mayor sensibilidad. O para impregnarlos con sustancias espermicidas, y crear nuevos prototipos de profilácticos femeninos. Por supuesto, las Naciones Unidas a través de la Organización mundial de la salud pone énfasis en lo que cree más importante: que se usen mucho más, especialmente en poblaciones aún muy expuestas al SIDA. Por ejemplo, en África.

Mientras tanto, Investigadores del MIT desarrollaron un hidrogel que podría usarse para generar condones más seguros y confortables.

Explicaron que el método consiste en añadir una capa de hidrogel (un polímero que contiene gran cantidad de agua y es blando) a los diferentes materiales elasticos que componen el producto, como la goma, el látex y la silicona. Y al hidrogel se le pueden añadir sustancias medicamentosas, como antialérgicos, por ejemplo.

Seguramente ese será el porvenir de los profilacticos o preservativos, insustituibles en las relaciones sexuales.

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