Los 86 años del Obelisco de Buenos Aires
El obelisco es considerado un icono de la Ciudad de Buenos Aires, en las postales que recorren el mundo, los países seducen con las imágenes de sus construcciones más emblemáticas; París con la Torre Eiffel, Londres con el Big Ben o Nueva York con la Estatua de la Libertad, una de esas imágenes de Argentina y símbolo inconfundible de la Ciudad es el Obelisco. El próximo 23 de mayo este protagonista de innumerables acontecimientos, cumple 86 años, es una buena oportunidad para conocer algo más acerca de él.
El proyecto de apertura de la Avenida 9 de Julio, como una arteria que atravesara la ciudad de Norte a Sur, era de fines del siglo XIX y si bien fue incluida en diversos planos y proyectos, la Ley Nacional 8855, que aprobó la expropiación con fines de utilidad pública de las propiedades ubicadas sobre la futura traza de la Avenida, data de 1912.
Eran tiempos de cambio y todo se enmarcaba en un vasto plan de obras públicas que implicaba la reestructuración y modernización de la ciudad más allá del eje que hasta entonces era la Plaza y Avenida de Mayo; era el momento de resolver problemas de tránsito y velocidad de vehículos y para ello la apertura de Avenida 9 de Julio contemplaba una rotonda en el cruce de las actuales Av. Corrientes y Diagonal Norte; la Plaza de la República, además del ensanche de la Av. Corrientes.
El domicilio exacto del Obelisco es: Av. Corrientes 1066, Ciudad de Buenos Aires, (Fuente: GCBA) pero…¿en el mismo lugar que se ubicaba anteriormente?: el Hipódromo, escenario circense en el que actuó el famoso payaso Frank Brown, el primitivo estadio Luna Park, el Teatro del Pueblo y la iglesia de San Nicolás de Bari, erigida durante la colonia en la llamada Calle del Sol, luego San Nicolás y más tarde Corrientes y que además dio su nombre al barrio en que se ubicaba.
Por varias razones, la iglesia de San Nicolás de Bari era un templo histórico: en él fueron bautizados Mariano Moreno y Manuel Dorrego, descansaban los restos del presbítero Manuel Alberti; integrante de la Primera Junta de Gobierno de 1810, que falleció en enero de 1811 y además en su torre flameó por primera vez el 23 de agosto de 1812 la Bandera Argentina. La iglesia fue demolida en 1931 y trasladada a su emplazamiento actual: Avenida Santa Fe 1364. Es la única iglesia colonial que actualmente no existe.
Con toda la zona reestructurada, el intendente Mariano de Vedia y Mitre propone al Gobierno Nacional levantar en la Plaza de la República, un obelisco como símbolo del cuarto centenario de la fundación de la Ciudad de Buenos Aires.
Un monumento que hiciera justicia a tamaño acontecimiento y en el decreto de su creación se refería a una obra … “Que señale al pueblo de la República la verdadera importancia de la efeméride…” “…que no existe en la Ciudad ningún monumento que simbolice el homenaje de la Capital de la Nación entera…” Nacía el Obelisco.
Los trabajos comenzaron en marzo de 1936, completándose dos meses después, todo un desafío para la época.
El 23 de mayo de 1936 se inauguró el gran Obelisco, obra del arquitecto Alberto Prebisch, uno de los principales referentes del modernismo argentino.
Para optimizar los tiempos y facilitar el volcado del hormigón, se construyó por secciones de dos metros. Utilizando entre sus materiales 1300 m² de piedra blanca de Olaen, Córdoba.
La resolución de la estructura se logró con la ubicación de dos grandes bases a los lados del túnel de la línea D de subterráneos (en construcción, e inaugurada en 1937), que además descansaban sobre los túneles inferiores de la Línea B (1930), sobre estas dos bases se colocaron, cinco vigas de gran envergadura que servían de soporte a una extensa losa sobre la cual se apoya el obelisco.
Su altura total es de 67,5 m; a los 63.5m se inicia el ápice que es de 3,5m. Posee solo una puerta de entrada que mira al oeste de la ciudad y en la cúspide, cuatro ventanales a los que se llega mediante una escalera marinera de 206 escalones, con siete descansos a intervalos de ocho metros, salvo uno de ellos a una distancia de seis metros. Visto desde abajo, los descansos en forma de rombo son de capacidad limitada, en algunos tramos está tan cerca la pared que el cemento roza la espalda de la persona que sube, no así los descansos cuadrados que permiten dar una vuelta completa al interior del obelisco.
Hacia arriba se observa un chapón con dos agujeros: los “ojos de fuego” que permiten el paso de la luz solar hacia el interior y dan la bienvenida a la maravillosa punta roma que da fin al obelisco.
Desde los ventanales ubicados en la punta roma, se puede ver hacia los cuatro puntos cardinales de la Ciudad; desde la ventana oeste, la Av. Corrientes, en dirección a la Av. Callao, en la del este, se observa la Av. Corrientes en sentido opuesto; hacia la Av. Leandro N. Alem y Puerto Madero y también la Diagonal Norte hacia la Plaza de Mayo; la vista sur, se encuentra con el edificio del Ministerio de Acción Social de la Nación y la Autopista 25 de Mayo y por el ventanal norte se observa la Autopista Dr. Arturo Umberto Illia (AV1Norte) y el Río de la Plata.
En las paredes internas se tallaron leyendas que indican la fecha, año y participantes de la finalización de obra, como así también la fecha de inauguración. En el exterior se ubican cámaras, radar y pararrayos.
En el exterior de las cuatro caras hay inscripciones que recuerdan distintos hechos históricos: el frente Norte dice: “En este sitio, en la torre de San Nicolás, fue izada por primera vez en la ciudad la bandera nacional el XXIII de Agosto de MDCCCXII”, en el frente oeste dice; “Capital Federal, ley dictada por el Congreso Nacional el XX de Setiembre de MDCCCLXXX a iniciativa del presidente Nicolás Avellaneda, decreto del presidente Julio A. Roca VI de Diciembre de MDCCCLXXX”, la inscripción del frente sur dice: “Segunda fundación por Juan de Garay XI de Junio de MDLXXX” y además en un pequeño rectángulo el poema “El Obelisco” que Baldomero Fernandez Moreno escribió en un homenaje a Alberto Prebisch (según la anécdota, fue escrito durante una cena en el Hotel Alvear, en una servilleta y entregado a la esposa de Prebisch), finalmente en el frente este, la inscripción dice: “Buenos Aires a la República, en el IV centenario de la fundación de la ciudad por don Pedro de Mendoza XI de Febrero de MDXXXVI.”
En sus comienzos el Obelisco fue rechazado y con ironía se lo apodaba “pisapapeles de cemento”, “punzón” o “estaca”. El 21 de junio de 1938, se desprendieron trozos de mampostería, por lo que un año después se votó en el Concejo Deliberante porteño su demolición, argumentando razones de seguridad pública, económicas y estéticas, tuvo que terciar el presidente de la República Roberto M. Ortiz quien expresó que el monumento recordaba un acontecimiento importante como era la primera fundación de Buenos Aires, y que el Ministerio de Obras públicas costearía los gastos de reparación, mientras que el intendente de la ciudad de Buenos Aires, Arturo Goyeneche vetó la Ordenanza que aprobara la demolición. La reparación fue realizada, pero en la misma se perdió la leyenda que señalaba a Prebisch como arquitecto de la obra.
En distintas oportunidades, el Obelisco fue intervenido: en los últimos días de 1973, fue decorado como un árbol de Navidad; en 1975 se lo utilizó para dar dos mensajes al ciudadano: “El silencio es salud” y “Mantenga limpia a Buenos Aires”, en 2005 se cubrió con una tela rosa simulando un preservativo para conmemorar el Día Mundial de la lucha contra el Sida y en 2009 se lo decoró con un brazalete con el lema “Say no More” para anunciar la vuelta a los escenarios del músico Charly Garcia, y en oportunidades fue iluminado conmemorando fechas significativas.
Algunas de estas intervenciones despertaron las más encendidas polémicas, y quizás la que más sorpresa causó por lo original, fue la realizada en 2015 por el artista Leandro Erlich, quien intentó crear la ilusión que el ápice había sido retirado; para lograrlo se cubrió el monumento con un revestimiento de hierro que simulaba el hormigón del mismo, mientras que una réplica de la punta se ubicó en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, (Malba), desde sus ventanales se observaban las vistas reales del obelisco simulando al visitante estar en su cúspide. En palabras del artista, se generaba la fantasía de conocer el obelisco por dentro ya que siempre se lo ve por fuera y desde abajo.
Regularmente, se efectúan tareas de mantenimiento edilicio a cargo del Ministerio de Espacio Público e higiene Urbana del Gobierno de la Ciudad, quien tiene las “llaves del obelisco” y autoriza cualquier ingreso, puesto que se requieren algunas de medidas de seguridad (arnés de escalada, sogas de seguridad, guantes, cascos) Asi, solo lo han visitado algunos medios de comunicación nacionales y extranjeros para mostrarlo por dentro.
¿El público en general lo puede visitar por dentro?; solamente en ocasiones excepcionales, una de ellas fue cuando el obelisco cumplió 75 años y se permitió para festejarlo, el ascenso a 75 vecinos, de los, 15000 inscriptos.
Luego, en el cumpleaños 80 se invitó por redes sociales a participar de la experiencia, y de los 21.143 inscriptos, fueron sorteados ochenta ingresos.
En los próximos días y con motivo de su cumpleaños número 86, también se invitó al público, a través de los medios y redes sociales, a participar de la selección para hacer la visita, dicho acontecimiento, como es de esperar, será reflejado por la prensa.
El Obelisco fue más que una postal de la ciudad, presente en los momentos más felices y en los reclamos más angustiantes, por momentos fue de River y en otros de Boca, pero siempre de la Selección Nacional, celebró la Democracia y el Bicentenario y a lo largo de su historia centro indiscutido de la expresión popular.