Sex, prostitutes and brothels: the old West
Sexo y prostitutas en el viejo Oeste.
Siempre hallamos en las películas del viejo oeste las claves para entender aquel mundo perdido de rufianes. En estas películas desde luego falta nunca la imagen del sex, las prostitutes and the burdeles.
Podemos destacar en un principio, la doble moralidad imperante al rededor del mundo del sexo. Por un lado es inevitable encontrarse con el “puritanismo anglosajón de los primeros colonos americanos”. Se trata de un “puritanismo que censuraba todo lo relativo al sex fuera de matrimonio”. Todo un peso moral que recaía especialmente sobre ciertas mujeres consideradas como “honradas” en tanto portadoras de esta moral puritana. Desde luego en contraposición a las prostitutes, mujeres de los burdeles. Estas mujeres quedaban por lo tanto relegadas a papeles hogareños y de reproducción de las familias que determinaban una forma de sociabilidad de la época. Debían generar y cuidar niños que crecerían luego para funcionar como mano de obra que siguiese haciendo girar la rueda de la economía. Estas mujeres con este rol particular “debían comportarse y vestirse decentemente, es decir, cuanto más tapadas mejor.”
Sin embargo la economía funcionaba también por otras formas de la sexualidad, fuera del rol familiar.
Algunas formas del sexo y la prostitución
Desde luego el sexo, las prostitutas y los burdeles ocupaban su lugar en cualquier poblado o ciudad que corresponda al lejano Oeste. A estas trabajadoras sexuales se las conocía con una pluralidad de apodos, como por ejemplo “palomas heridas" o "mujeres de la hermandad”. El cine siempre nos recuerda estos burdeles de una manera particular: dirigidos por una madame, vieja prostituta. Estas se dedicaban a la administración y que por lo general tenían buena intención y gran corazón.
Podían diferenciarse en el viejo oeste diferentes modos de prostitución. Por ejemplo, algunas prostitutas se paseaban por las calles portando tan solo una simple manta, que oficiaría de primitivo albergue para concretar el acto sexual. Probablemente corriéndose hacia algún callejón, o escondite dentro del ámbito público.
Por otro lado podían encontrarse otro tipo de trabajadoras sexuales, que efectuaban sus prácticas en pequeñas casas de una sola habitación. Otras quizá de algún mayor prestigio podían convivir en grandes burdeles, algunos también muy lujosos. En general estos grandes burdeles, tal como encontramos en las películas hollywoodenses, eran regentados por prestigiosas madames.
Mas allá del sexo, las prostitutas y los burdeles: caridad
Algunos casos famosos, pueden ser los de Julia Bulette y Rosa May. “Julia Bulette fue una de las primeras mujeres en pisar la ciudad de Virginia que regentó el primer prostíbulo de la ciudad”. Se ganó el respeto de toda la comunidad desde su burdel “ante sus gestos caritativos con los enfermos de la ciudad”. Esta mujer efectivamente, cumplía un papel beneficioso en la comunidad a través del cuidado y la caridad para con los más débiles.
Rosa May por otro lado, también vivió como una acompañante sexual que a finales del siglo XIX, también en Virginia City, se encargó de una pluralidad de labores de caridad. Cuidaba a los enfermos de una potente epidemia que asolaba la región, por la que lamentablemente, ella también sucumbiría.
En efecto, el nacimiento de la nación estadounidense, se forjó de la mano del antiguo oficio de las acompañantes sexuales y la proliferación de burdeles. .”Desde los barrios de luces rojas de San Francisco hasta los grandes burdeles surgidos en Virginia City (NV) pasando por los vagones-móviles de Fort Dodge. Todo ello era un claro reflejo de la nueva sociedad que se estaba forjando en el viejo Oeste”.
Formación de los burdeles y prostitución
La expansión del territorio dio paso a los pueblos de frontera que eran lugares que acogían a los colonos. Podían ser campamentos mineros, puestos de entrenamiento para el ejército o alojamientos para los trabajadores ferroviarios. “Por ello eran lugares que se caracterizaban por la buena comida, el whisky y las amables chicas que atendían las necesidades de los viajeros.”
Si se pregunta por los orígenes de los burdeles, es preciso pensar en la constitución de los famosos pueblos de frontera. Se trataban de centros urbanos erigidos con dinero privado. Podían tener varios objetivos. Por ejemplo acoger a los nuevos colonos que llegaban desde el este, servir de centro neurálgico para los campamentos mineros. Estos “se ubicaban en los alrededores (allí donde hubiera oro, para ser más concretos)”.
Funcionaban a la vez como “puestos avanzados para el ejército y, entre otras tantas cosas, servir de vivienda para los trabajadores ferroviarios que buscaban extender la civilización a golpe de raíl y locomotora”.
¿Qué papel ocupaban entonces el sexo, las prostitutas y los burdeles? Es así que todos estos trabajadores no dejaban de asistir a estos espacios de libertad sexual ofrecidos en los típicos pueblos del «Far West». Los trabajadores irían sin duda “en busca de una buena comida, un lingotazo de whisky”. Buscarían desde luego una amable y dulce chica como acompañante sexual, con la cual no solo pasar el rato, sino saciar las necesidades para poder retornar a la dura jornada laboral.
La mayoría de prostitutas eran, en general, mujeres muy jóvenes, sin demasiada educación y, ocurriendo que en muchos casos eran analfabetas.
Desde luego que su precio de fuerza de trabajo variaba según qué tan bella fuera considerada, pero influyen además otros factores. Como puede ser la nacionalidad o el origen étnico.
Acompañantes sexuales y economía
Las prostitutas y los burdeles cumplían como hemos señalado un papel fundamental en el desarrollo de los estados unidos de Norteamérica. Disponían un buen funcionamiento en estas primeras comunidades. Siendo además “su actividad, un claro estímulo para la dinamización de su economía”.
Se ha insistido en mostrar muchas veces a los burdeles como verdaderos antros de la perdición y lo perverso. O a las meretrices como chicas alcohólicas que por su adicción estarían dispuestas a ofrecer cualquier favor sexual. Hay sin embargo muchos más matices que nos revelan, lo antes mencionado, como casos particulares dentro de un amplio abanico de formas del trabajo sexual.
En muchos burdeles era de suma importancia la caballerosidad y la educación de los hombres. De hecho muchas veces, las acompañantes sexuales “no practicaban sexo oral porque lo consideraban una conducta poco decorosa típica de las francesas”. Encontramos en esta afirmación alguna mala fe en el sentido de que esto no ocurría por una mera moral o pose, o por una xenofobia anti-francesa.
Ya en aquel tiempo, podían identificarse sin duda ciertas formas de la higiene, donde el sexo oral aparecía sino como un peligro, al menos como algo no recomendable.
Lugar del burdel y las prostitutas en el flujo social de las pulsiones sexuales
En los prostíbulos del «Wild West» “había una «doble moral» similar a la que se había instaurado en una sociedad”. Pues “a pesar de que las chicas de la noche eran vistas de forma despectiva, también eran toleradas como un «mal necesario» por las mujeres de los poblados”
Se consideraba que las trabajadoras sexuales satisfacían ciertas necesidades que desviaban flujos perversos. Desviaban actitudes que podían extenderse hacia formas de la sexualidad que interrumpiesen el orden de las relaciones sociales funcionales. Es decir, habiendo prostitutas y actividades sexuales localizadas en zonas particulares como burdeles, se evitaban el desahogo sexual y los “lascivos deseos” con las hijas de los habitantes del pueblo.
Es decir que los burdeles cumplían la función de poner nombre, localizar, y contener, prácticamente institucionalizando prácticas sexuales dentro del ámbito del burdel.
Discover the best Escorts VIP in Argentina XP!